LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN EGIPTO

TEMPLO SOLAR DE NIUSERRE

Los restos del templo solar de Niuserre, el sexto Rey de la Dinastía V, se encuentran a unos 500 metros al noroeste del templo de Userkaf. Este monumento era conocido por los antiguos viajeros como la pirámide de "Righa", y fue excavado por primera vez por la expedición arqueológica alemana de Borchardt y Schaeffer entre 1898 y 1902. El templo solar de Niuserre era llamado "Delicia de Re". Está mucho mejor conservado que el de Userkaf y se han podido recuperar muchos fragmentos de relieves de la decoración, algunos representan el festival Heb-sed (ahora en el Museo de Berlín).
Niuserre utiliza en la construcción de su templo solar similares elementos a los utilizados por Userkaf en el suyo y que son habituales en los complejos piramidales. El templo está situado en una terraza superior nivelada, sus paredes rectangulares estaban construidas con adobe y posteriormente forradas de piedra caliza amarilla. Un portal da paso a un patio que estaba dominado, en su lado oeste, por un obelisco construido a partir de grandes bloques de piedra caliza que se encontraba encima de un pedestal en forma troncopiramidal de alrededor de 15 m de alto. El obelisco probablemente simbolizaba el "ben-ben" en el que los rayos del sol brillaron por primera vez según el mito de la creación heliopolitana.
En frente del pedestal había un altar grande y hermoso de 6 m de diámetro, que se construyó a partir de cinco bloques de alabastro blanco. Fue tallado, en relieve profundo, con un círculo en su centro y cuatro símbolos en sus lados (el signo jeroglífico que representa ofrendas, paz o satisfacción). Este hermoso altar permanece in situ. En el lado sur del obelisco hay una capilla que contiene la "Cámara de las Estaciones", sus relieves representan la fuerza de la procreación del dios-sol en la naturaleza. Desafortunadamente algunos de estos relieves que se encontraban en los museos en Alemania fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial. En la esquina noreste del recinto, hay una serie de diez cuencos de alabastro, de los cuales sobreviven nueve, pensados para ser utilizado en los ritos de sacrificio, ya sea de agua o de sangre. Fuera de los muros de cerramiento del templo, y de los almacenes, hay una fosa de abobe en forma de barca que aún puede verse al sur y que es otro de los elementos característico de los complejos piramidales.
La calzada desciende abruptamente desde la terraza al templo del valle, situado al noreste, que tiene un pilón de entrada al complejo. Los escasos restos del templo del valle se encuentran en terreno pantanoso y nunca han sido excavados adecuadamente, pero sus gruesos muros de cerramiento llevaron a hacer creer a Borchardt que se trataba de los muros del asentamiento.