Al menos tuvo lugar un enterramiento en la tumba durante el período libio o principios de la dinastía XXV, como lo atestiguan la cerámica, los fragmentos de cartonaje, los vasos canopos y posiblemente los ushebtis de barro. La mayoría de los hallazgos provienen de las áreas frontales de la tumba, lo más probable como resultado de la actividad de los ladrones que sacaron las momias y sus ataúdes de las cámaras funerarias para buscar los objetos valiosos bajo una mejor luz.

La tumba se reutilizó mayoritariamente en el Primer Período Persa. Como en el período anterior, no puede asociarse ninguna característica arquitectónica con esta fase de reutilización. Quizás algunos de los ushebtis encontrados en la tumba formaban parte del conjunto funerario persa.