En el año 2000 se localizó de manera fortuita el Osireion, un templo subterráneo dedicado a Osiris que ha sido muy significativo para el conocimiento de los cultos de época tardía en Egipto. El monumento evoca la tumba del dios Osiris por la elevación, parecida a un túmulo sobre la superficie del terreno, y tiene como elemento central la cámara donde descansa la estatua del dios, una imponente figura de piedra de más de 3 metros de altura, a la que se rendía culto. Todo el recinto estaba protegido por una muralla que delimitaba el témenos o espacio sagrado, que ocupa más de una hectárea. En el exterior, los sacerdotes realizaban ofrendas diarias a la divinidad, mientras que en el interior cada año se hacía un ritual que culminaba con el entierro en pequeños nichos de simulacros del dios Osiris. El interior consta de una serie de cámaras y galerías excavadas en la roca, en un punto del desierto cuya elevación natural sugiere la colina primitiva. A estas instalaciones se accede como mínimo por dos escaleras talladas en la roca, que conducen a los extremos este y oeste de una galería longitudinal. La parte inferior de esta galería está recubierta mediante bloques de piedra tallados y ensamblados, formando dos muros que dejan entre ellos espacio para un estrecho corredor. En estos muros se han abierto una serie de nichos (catorce como mínimo en el muro norte y otros catorce en el muro sur) en los cuales se enterraban anualmente los simulacros de momias de Osiris, hechos de tierra y que habían "germinado", es decir "resucitado" en el curso de las ceremonias litúrgicas del año anterior. Sobre cada uno de estos nichos hay una inscripción hierática que da, entre otros datos, la fecha del entierro; provisionalmente, puesto que las inscripciones están en estudio, parece que dichas fechas pueden situarse en el reinado de Ptolomeo VIII Evérgetes II y de Cleopatra II. Dichas inscripciones dan también el nombre de este recinto sagrado osiríaco: Per-jef. La galería en cuestión comunica, por el lado este, a través de una puerta, con dos cámaras, también construidas de piedra tallada en su parte inferior e iluminadas con luz cenital mediante tres orificios en su parte superior. En una de estas cámaras, la más occidental, se halla la gran estatua yacente de Osiris. |