LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN EGIPTO

LUXOR

Tebas, Waset (el cetro) para los antiguos egipcios y Diospolis Magna, en la época clásica, "la ciudad de las cien puertas" de Homero, proviene del griego Thebai. Tebas dependía del 4° nomo de Alto Egipto (el nomo del "trono"), comprendía originalmente la zona urbana, con la residencia real, los templos, en la orilla oriental del Nilo y la necrópolis que se encontraba en la otra orilla. Solamente durante la época ramesida hubo distinción administrativa entre los dos barrios separados por el río.

El nombre moderno de la localidad de la orilla oriental es Luxor. Su templo estaba conectado con el de Karnak mediante una avenida de esfinges. El templo estaba dedicado al dios Amón en la forma de Min. Una vez al año, en el período de la crecida (akhet), se llevaba a cabo una procesión que llevaba a Amón, desde su templo de Karnak, a visitar su "Harem del sur" u "Opet del sur", como se llamaba el templo de Luxor.

La región de Luxor, fue colonizada por el hombre en tiempos prehistóricos, se han encontrado muchas herramientas de piedra en los acantilados del desierto que rodean la ciudad moderna. Se establecieron asentamientos predinásticos en los márgenes del desierto occidental cerca de la zona de Qurna, en el lado oeste. Durante el Período Dinástico Temprano y el Imperio Antiguo, Tebas se convirtió en parte integral de Egipto.

El aumento del poder real de Tebas llegó a finales del siglo XXI a.C. a principios del Imperio Medio, después de un período de luchas, y del colapso del gobierno centralizado. Los príncipes de la Dinastía XI de Tebas se convirtieron en soberanos del país por un tiempo, controlando la política, la religión y la administración y unificando Egipto, desde la primera catarata cerca de Asuán hasta la costa mediterránea. Hubo otro período de decadencia que llamamos el Segundo Período Intermedio, que estuvo dominado por los invasores Hicsos de Asia occidental. Fueron los soberanos de Tebas los que tuvieron éxito en expulsar a los reyes Hicsos, y una vez más volver a unificar al país.

La sede del poder se mantuvo en Tebas durante las Dinastías XVIII, XIX y XX bajo los reyes Tutmosidas y Ramesidas, y el dios local Amón se convirtió en la deidad principal de toda la tierra. Tebas estaba en la cúspide de la gloria durante el Imperio Nuevo, y fueron construidos muchos espléndidos templos en honor a Amón, su consorte Mut y su hijo Khonsu. Esta fue una época de opulencia cuando Egipto era políticamente muy estable. Además de la construcción de los templos, los faraones del Imperio Nuevo y sus funcionarios eligieron ser enterrados en las colinas de Tebas de la Orilla Oeste. El Valle de los Reyes es quizá el sitio más conocido del Alto Egipto, con vastas y magníficas tumbas de los faraones excavadas en la roca en el borde del desierto occidental.

El florecimiento de estas obras de construcción, en las que los faraones describen su historia y el culto a su dios Amón, también se produce a un nivel más alto de las artes y la artesanía. Una comunidad de expertos artesanos, escultores, artistas, arquitectos y escribas vivía en la Orilla Oeste, en el pueblo de Deir el-Medina, y tenían habilidades sin precedentes en ninguna otra parte del valle del Nilo.

En la orilla este, los monumentos principales son los templos de Karnak y Luxor, construidos durante los reinados de muchos Reyes. El recién coronado faraón, a menudo desmantelaba los monumentos construidos por sus antepasados para construir los suyos, reutilizando los bloques y retallando los relieves en su propio nombre. Esto hace que a menudo la identificación de los edificios sea confusa, pero los egiptólogos han sido capaces de proporcionar una gran cantidad de información sobre la historia y la administración de Egipto juntando múltiples inscripciones especialmente desde el Imperio Antiguo hasta la conquista romana.

La gloria de Tebas duró hasta que la ciudad fue saqueada por los invasores Asirios durante la Dinastía Nubia XXV, después de la cual nunca fue lo mismo. Fue gobernada posteriormente por los Saitas, Persas, Griegos y Romanos, que dejaron cada uno su huella.