El oasis de Kharga (el "exterior" en el idioma árabe) se encuentra en la latitud de Luxor, al oeste del valle del Nilo, a 232 kilómetros al sur de Asiut. Ocupa una amplia depresión que se extiende sobre una depresión de unos 160 km de largo y de 20 a 80 km de ancho. Fue un punto de tránsito importante para las caravanas del desierto desde el período de la Dinastía XII (1786 a.C. – 1665 a.C.). Se consideró siempre la Puerta sur y oeste de Egipto. Conecta Egipto con el sur de África a través de un camino de cuarenta días de tránsito.
En agosto de 2010, la misión arqueológica egipcio–estadounidense descubrió las ruinas de la zona residencial más antigua descubierta hasta ahora en el sur de Egipto y que se remonta al Segundo Período Intermedio. Se han encontrado ruinas edificios enormes, pasillos y una gran panadería que se remontan al Reino Medio (2134–1569 a.C.) y que seguramente se extendiá hasta el Reino Nuevo (1569–1081 a.C.). Sin embargo, el área realmente floreció durante la Dinastía XIII, el Segundo Período Intermedio (1.664 – 1.569 a.C.), y la Dinastía XVII (1600 – 1569 a.C.)
Durante el Tercer Período Intermedio, los soberanos libios de Egipto comenzaron a interesarse por los oasis, mejorando las pistas del desierto y haciendo un esfuerzo para controlar a las tribus que merodeaban por el desierto. A partir de este momento en adelante Kharga comenzó a prosperar y se construyeron dos templos uno dedicado a la tríada de Tebas en Hibis y el de el–Ghueita durante el Período Tardío. Para entonces ya estaba bien conectado con el valle del Nilo y cuando los romanos llegaron a Egipto aumentaron la prosperidad del oasis con la creación de nuevos pozos, el cultivo del grano y la construcción de una serie de fortalezas para la protección de las rutas caravaneras. Las fortalezas romanas eran especialmente numerosas en el oasis de Kharga, donde el Darb el–Arba′in (el "camino de cuarenta días"), que corría de norte a sur entre Asiut y el Sudán, era la ruta comercial más importante.
Los veinte fuertes, al menos, de adobe varían en tamaño y función. Algunos son grandes asentamientos o ciudades de guarnición, mientras que otros son pequeños puestos avanzados del desierto, la mayoría de ellos se encuentran cerca de la carretera que cruza el oasis, siguiendo el antiguo camino. "Fortaleza" es quizás un término engañoso para estas estructuras, pues aunque se cree que los soldados romanos estaban estacionados en todas ellas, no todas son consideradas como estructuras principalmente defensivas, ni necesariamente indica un alto nivel de hostilidad, por lo menos durante los primeros años del Período Romano.
Los romanos se esforzaron mucho en conseguir agua en el oasis, aunque poco se sabe sobre cómo y cuando se hicieron las perforaciones, algunas de más de 120m de profundidad, que se siguen utilizando hoy en día. También construyeron largos acueductos subterráneos de hasta 50m de profundidad en el acuífero de arenisca, que debe haber implicado una enorme cantidad de mano de obra. Muchos de los asentamientos romanos fortificados estaban situados estratégicamente en las colinas y varios, como el de Qasr Dush, Qasr el–Ghueita, Nadura y Qasr el–Zayyan, incorporan templos y una gran comunidad de personas.
La práctica de utilizar el oasis de Kharga como colonia de exiliados continuó durante la época romana y en la era cristiana. Muchos obispos cristianos primitivos fueron desterrados aquí y el oasis pronto se convirtió en un refugio para ermitaños cristianos que vivían a menudo en las tumbas aisladas o en las cuevas del desierto. Uno de los cementerios cristianos mejor conservados en el mundo se puede ver en Bagawat, contiene cientos de tumbas y varias capillas todavía con escenas bíblicas pintadas en colores brillantes. |