LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN EGIPTO

WADI MAGHARA

El Wadi Maghara está localizado en el suroeste de la península del Sinaí, al este de Abu Rudeis y al norte de Wadi Feiran. Varias caras de roca en el wadi tienen inscripciones de los primeros soberanos de Egipto, que documentan sus expediciones a las minas de minerales preciosos, principalmente turquesas y cobre, que se encuentra en la zona. Estos minerales se bajaban del Gebel por una antigua pista que aún existe hoy en día, hasta el puerto de Markha para ser transportados por barco a Egipto. Las Turquesas eran especialmente valiosas ya que se utilizaban en joyería y en las esculturas del antiguo Egipto. Las minas de Wadi Maghara fueron una fuente rentable de turquesa y cobre por lo menos hasta el Imperio Nuevo.

Muchos arqueólogos han visitado esta zona. Palmer, un explorador británico, descubrió algunos de los relieves más importantes en la década de 1860, mientras que Flinders Petrie, quien fue el responsable de la primera exploración sistemática del sur del Sinaí, encontró doce bajorrelieves en el Wadi.

No hay evidencia de la explotación de minerales en el Sinaí en la época predinástica. El primer rey que relaciona con el Wadi Maghara es del reinado de la Dinastía III, Djoser Netjerikhet, propietario de la pirámide escalonada de Saqqara. Un relieve encontrado en Wadi Maghara representa al rey de pie al lado de una diosa. Su actividad minera organizada es considerada como uno de los acontecimientos más importantes del reinado del rey. Djoser sucesor de Sekhemkhet continuó las expediciones al Sinaí y una famosa inscripción tallada en la piedra que se encuentra en un acantilado del valle muestra al rey con la corona blanca golpeando a un cautivo beduino. Esta inscripción se atribuyó inicialmente a Semerkhet de la Dinastía I, pero más tarde resultó ser de Sekhemkhet cuando fue encontrada su pirámide en Saqqara, en la década de 1950. La inscripción fue descubierta por el explorador británico Palmer en 1868.

Otro rey que dejó constancia en el Wadi Maghara fue Sanakht, cuyo orden en la Dinastía III no es clara. Se sabe relativamente poco sobre Sanakht, excepto que parece haber sido enterrado en una gran tumba de ladrillos de adobe en Beit Khallaf, al norte de Abidos en el Alto Egipto. Los más significativos monumentos atribuibles a Sanakht son el par de inscripciones talladas en la roca; una de ellas muestra al rey con la corona blanca precedido por el estandarte de Wepwewet, y en la otra, el rey lleva una corona roja y está de pie en actitud de golpear a un cautivo (relieve actualmente desaparecido). El nombre de Horus del Rey se representa en un serekh. Un fragmento vertical de la inscripción que acompaña a la escena contiene la referencia más antigua conocida sobre las turquesas (mefkat)

El nombre dado al Wadi Maghara en posteriores inscripciones es las "Terrazas de Turquesas". La principal veta de turquesas, está alrededor de la mitad del camino del acantilado y los trabajos consistían en galerías con una pequeña abertura en la pared del acantilado. Otros soberanos del Imperio Antiguo cuyos nombres aparecen en las ramblas son: Keops, que se describe como "golpegador de las tribus", al que le acompañan los dioses Wepwawet y Thoth; Snefru; Sahure que se describe como "golpeador de Mentju y todas las tierras extranjeras"; dos inscripciones de Nyuserre con menciones a Horus y Thoth; y Menkauhor, así como tres textos de Djedkare-Isesi, uno que registra una expedición llegando a las "Terrazas de Turquesas" durante el año posterior al tercer censo de ganado. Una tablilla de la Dinastía VI contiene un texto de Pepi I, que data del año después del decimoctavo censo de ganado, y una inscripción de Pepi II, que data del año del segundo censo de ganado. También hay varios grafittis del Imperio Antiguo de los funcionarios y administradores de las minas.

También se pueden ver aquí tres inscripciones del Imperio Medio del soberano Amenemhet III, que contribuyó a la construcción del templo de Serabit el-Khadim, mencionando las expediciones en el año 2° de su reinado, con la apertura de nuevas galerías de turquesas. El Rey se muestra ante Hathor y Thoth, y una lista menciona a numerosos miembros de la expedición, dando sus nombres y títulos. Tres textos más dañados son del 6° año de Amenemhet IV, mientras que las restantes inscripciones del Imperio Medio incluyen varios textos jeroglíficos y graffitis hieráticos. Al norte de Maghara se sitúa una estela de la Dinastía XII (n° 500). En el Imperio Nuevo hay evidencia de una expedición enviada por Tutmosis III.

El principal asentamiento del Imperio Antiguo en Maghara estaba en la cima de una pequeña colina en el Wadi Iqna, donde se han encontrado alrededor de 125 estructuras de piedra junto con la presencia de cenizas de madera, fragmentos de cerámica del Imperio Antiguo y un taladro de cobre. En 1987 Chartier-Raymond excavó una casa de seis habitaciones donde encontró fragmentos de cerámica que datan del Imperio Antiguo, Imperio Medio y Segundo Período Intermedio. Al poblado fortificado se accede por una escalera de piedra en el lado norte de la colina y tiene un largo muro de piedra probablemente construido como defensa contra los hostiles beduinos, representados en las escenas a punto de ser golpeados. Al oeste, a los pies de la colina, se han encontrado numerosos fragmentos de cerámica del Imperio Antiguo. Al oeste de esta zona existen algunas estructuras de piedra muy bien construidas con paredes alisadas donde se ha encontrado alguna turquesa, así como grandes cantidades de escoria de cobre y residuos de fundición. También se han encontrado fragmentos de crisol, martillos utilizados para la trituración de minerales, un molde roto de lingote, así como numerosos fragmentos de cerámica del Imperio Antiguo y Medio.

La historia de Wadi Maghara se remonta a los tiempos prehistóricos, pero el lugar es más importante para nosotros hoy en día por la documentación de las expediciones mineras faraónicas enviadas por los primeros soberanos a esta tierra "extranjera". No sólo los agentes de los reyes, sino los jefes mineros e incluso los trabajadores, estaban dispuestos a escribir historias de sus triunfos y sus dificultades en las rocas. Algunos de los relieves permanecen en las rocas del Wadi, otros están en varios museos, pero muchos han sido dañados por los intentos posteriores de abrir nuevas minas.