LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN EGIPTO

EL-HASSA

El-Hassa (Butana, Sudán), está situado en la orilla derecha del Nilo, a 20 km al sur de las pirámides de Meroe.
Las campañas de excavación de 2002 a 2004 condujeron al descubrimiento del templo de Amon construido en el centro de este imperial asentamiento meroítico.
El sitio era conocido por las descripciones de Burckhardt (1814), Linant de Bellefonds y Cailliaud (1822), así como del descubrimiento fortuito en 1975 de la estatua monumental de un carnero con el nombre de un todavía desconocido "qore" (Amanakhareqerem).
La entrada del templo dispone de pilono de ladrillo rojo de 25 metros de largo. Cada lado estaba decorado con un alto poste para la bandera colocado sobre una base de piedra arenisca. La puerta principal conduce a un pasillo con un paso axial abierto con los pórticos laterales apoyados por sobre pilares del ladrillo rojo y columnas de piedra arenisca. Varios signos nos indican que el templo estuvo abandonado durante un período importante de tiempo, esta primera sala se utilizó durante algún tiempo como un asentamiento doméstico, antes de ser reconstruida en un período posterior (siglo IV dC). El santuario del templo sufrió el colapso del techo abovedado, que selló los niveles arqueológicos, gracias a lo cual se encontró un conjunto de objetos religiosos todavía en su lugar. Las armas ceremoniales neolíticas y los artefactos egipcios se mezclaron con producciones típicas meroíticas (objetos de bronce y de fayenza).
"Qore" es el título que los meroitas dieron a su rey. Hasta hace poco, sabíamos muy poco sobre el qore Amanakhareqerem. Sólo se atestiguaba en cuatro documentos, entre los cuales estaban las inscripciones grabadas en las bases de dos estatuas de carnero. El descubrimiento in situ en El Hassa de una tercera estatua del carnero que lleva su nombre, confirmó que Amanakhereqerem era de hecho el constructor del templo de Amon en El-Hassa. Como ocurre a menudo con la arqueología en Sudán, un descubrimiento reciente puede decir mucho. Así, la inscripción descubierta en 1998 por la misión del museo de Berlín en Naqa proporcionó la primera forma escrita de este nombre de monarca en cursivo meroitico. Dado que los escritos cursivos tienen una evolución mucho más rápida y notable que los jeroglíficos, este texto permitió a Claude Rilly sugerir una datación del reinado del qore Amanakhareqerem: habría reinado en los años 80-90 dC.