LUGARES ARQUEOLÓGICOS EN EGIPTO

DEIR EL-MEDINA

Deir el-Medina es el nombre árabe de la aldea en la necrópolis tebana, ocupada por los constructores de tumbas faraónicas y artesanos del Imperio Nuevo. Es llamado el "Monasterio de la Ciudad" y deriva de los monjes coptos que ocuparon su templo ptolemaico durante el período cristiano temprano, pero en la antigüedad era conocido como "Set Maat" (Lugar de la Verdad) o simplemente "Pa-demi" (el pueblo)

No sabemos exactamente cuando fue fundado el pueblo. Los ladrillos descubiertos en la muralla original estaban sellados con el nombre de Tutmosis I, aunque a principios de la Dinastía XVIII eran venerados por los habitantes la reina Ahmose-Nefertari y su hijo Amenhotep I, lo que sugiere que su origen pudo haber sido anterior. Un templo de culto de Amenhotep I estaba situado en el extremo norte de la aldea. Poco se sabe sobre los primeros asentamientos que fueron destruidos por el fuego; más tarde, durante el reinado de Horemheb, las casas se restauraron y se amplió el pueblo.

Las estructuras que han quedado del pueblo datan de las Dinastías XVIII, XIX y XX. El sitio ha generado una enorme cantidad de información acerca de la vida cotidiana de los habitantes, sus familias y relaciones, así como su trabajo y su vida. Se han encontrado una gran cantidad de materiales textuales en forma de papiros y ostracas, lo que permite a los arqueólogos hacer una reconstrucción detallada de la organización social e industrial del asentamiento. Se ha recuperado una gran colección de ostracas, sobre todo en "el Gran Pozo", un profundo y ancho agujero al norte del Templo de Hathor. Se cree que la fosa fue excavada originalmente por los aldeanos para buscar agua. Ha habido descubrimientos de comunidades similares en Giza, que data del Imperio Antiguo; Kahun, del Imperio Medio y Tell el-Amarna, que junto a Deir el-Medina nos permite construir una imagen más completa de la vida de la gente común del antiguo Egipto.

La comunidad de Deir el-Medina estaba formada por los trabajadores y artesanos que trabajaban en la construcción de las tumbas reales del Imperio Nuevo en el Valle de los Reyes. Ocupaba una superficie de alrededor de dos hectáreas, con setenta viviendas dentro de los muros y unas cincuenta más en el exterior, durante el Período Ramésida. A la zona residencial se accedía desde el extremo norte donde se encuentra el pozo y había una amplia calle central que recorre de norte a sur, con casas a ambos lados.

El número de obreros, mujeres y niños, que vivían en el pueblo varió, permaneciendo algunas casas vacías durante un determinado periodo de tiempo o estando ocupadas por dos familias de obreros. Bajo Ramses IV, se contó hasta 129 obreros, aunque la media se situaba entre 30 y 40. Este cuerpo privilegiado tenía su propio tribunal, su necrópolis, al oeste, y su templo, al norte.

Las casas fueron construidas de abode con planta similar, por lo general con cuatro pequeñas habitaciones, una escalera interior que conduce a la terraza o a la sala superior y, a veces un sótano. Los techos planos se construían a partir de tablones de madera de palmera, las paredes interiores estaban cubiertas con yeso y pintadas de blanco y los suelos eran de piedra. Había una estructura de ladrillo en la esquina de la sala de entrada, a la que se llegaba por un corto tramo de escaleras, se cree que era un Santuario domestico o una plataforma con cama utilizada en el parto (o tal vez ambas cosas). La plataforma estaba a menudo decorada con representaciones del dios Bes, que estaba asociado con el parto, además de ser un dios familiar. La sala principal estaba iluminada por altas claraboyas y la sala tenía una plataforma ligeramente en cuesta y estelas dedicadas al culto a los antepasados y a la diosa de la necrópolis tebana Meretseger. Un área de almacenamiento se utilizaba también como dormitorio y, en la parte trasera de la casa, se encontraba una cocina abierta, sin techo, con un horno. Las viviendas no se diferencian de algunas de las casas tradicionales actuales de la orilla Oeste.

Los dinteles de las puertas y las jambas de las casas estaban pintadas de rojo y con frecuencia inscritas con el nombre de la familia del habitante. Parece que eran heredadas por los miembros familiares que normalmente continuaban con la posición o el oficio de la familia; en cuanto más elevada era su posición, mayor era su casa. La comunidad estaba aislada, tenía poco contacto con el mundo exterior (probablemente por razones de seguridad) y se regía directamente por el visir del Alto Egipto. Su representante local era el "Escriba en el Lugar de la Verdad" o "Escriba de la Tumba", que repartía las órdenes diarias del capataz del grupo. Los constructores de tumbas eran asignados a dos grupos. Trabajaron en el lado izquierdo o en el lado derecho de las tumbas reales y había un grupo para cada lado, o "iswt" que era responsable del trabajo de su lado junto con un capataz. Cada grupo constaba de canteros, dibujantes, artistas, carpinteros y escultores, además de tener sus propios guardias y porteros que eran responsables de la seguridad del lugar de trabajo y de la disciplina de los hombres. Los trabajadores eran custodiados por los "Medjay" o guardias de la necrópolis, algunos de los cuales estaban estacionados fuera del pueblo. Los constructores de tumbas caminaban hasta el Valle de los Reyes sobre la montaña por caminos que todavía se utilizan hoy en día, y tal vez pasaban su turno, que duraba una semana de diez días, durmiendo en los "pueblos de parada" en la cresta de la montaña. Todavía pueden verse los restos de estas cabañas.

A los obreros se les pagaba en grano y otras provisiones, tales como pescado, verduras, aceite, agua y sal. En ocasiones especiales, como en los festivales (había muchos de estos), se les daba vacaciones y bonificaciones que pueden haber consistido en raciones extra de alimentos como carne o aves de corral y otros "lujos". Cuando el trabajo de las tumba real disminuían los trabajadores eran despedidos por un tiempo y los registros indican que los artesanos a menudo se empleaban en tareas más serviles. Asimismo, complementaban sus ingresos mediante encargos privados, lo que permitía a los trabajadores dedicar el tiempo a la construcción de tumbas y ajuares funerarios para sí mismos, sus familias y otros particulares. Al parecer existía el principio del trueque de sus habilidades y se han encontrado muchos ostraca que registran la compra y venta de bienes entre los habitantes de la aldea.

También hay registros de los conflictos en el pueblo, probablemente inevitable en una pequeña comunidad aislada. Hay registrada una controversia de esta índole entre dos individuos, Amen-Nakht y Paneb en la oficina del capataz después de la muerte del hermano de Amen-Nakht. También había disputas sobre el establecimiento de la propiedad, la falta de pago de los bienes recibidos, el robo y la blasfemia. Durante el reinado de Ramsés III, los obreros consideraron necesaria una huelga después de un largo período de raciones muy reducidas, la huelga parece que produjo el resultado deseado y pronto estuvieron disponibles más provisiones. Sin embargo, iba a ser la primera de varias huelgas por los salarios y las condiciones. El pueblo tenía su propio sistema judicial formado por los principales miembros de la comunidad. Se trataban todas las cuestiones de delitos de menor importancia o disputas de modo que sólo los casos más graves tenían que ir ante el tribunal del visir.

Gran parte de nuestra información procede de los obreros que fueron enterrados en tumbas con pirámide que rodeaban Deir el-Medina. Uno de los primeros habitantes de la aldea, un arquitecto y capataz durante los reinados de Tutmosis III y de Amenhotep III, se llamaba Kha, cuya tumba intacta fue uno de los grandes descubrimientos arqueológicos en el pueblo (se encontró en 1906 y ahora se encuentra en el Museo de Turín). Su tumba contenía productos funerarios de muy alta calidad, incluyendo mobiliario funerario, joyas, papiros y vasijas de cerámica y de bronce. En las casas se han encontrado muchos objetos, como cestas o vasijas que contenían productos alimenticios y productos cosméticos que nos hablan de la vida de estas familias.

La desaparición de la aldea de los trabajadores se produjo al final de la Dinastía XX, durante un período de agitación y guerra civil y los habitantes fueron trasladados a un nuevo pueblo dentro de los muros de la cercana Medinet Habu, con el fin de protegerlos de los ataques de los Libios, antes de que la inestabilidad del Tercer Periodo Intermedio significara el fin de una era. El pueblo de Deir el-Medina fue abandonado y sólo continuaron siendo visitados los templos y Santuarios.

Durante el Período Ptolemaico fue construido un Templo de Hathor en el extremo norte de la aldea en un sitio con restos de templos anteriores, que se convirtió posteriormente en iglesia copta y monasterio. Deir el-Medina era también el sitio de una importante necrópolis Greco-Romana. El pueblo de obreros estuvo enterrado por la arena hasta que fue encontrado por Ernesto Schiaparelli tras el descubrimiento de la tumba de Kha.